miércoles, 6 de agosto de 2014

Carta para un niño herido

Hace bastante tiempo que la vida no me alcanza para pasar por aquí, hoy no podía dejar de hacerlo, esta carta que Conchi Martínez escribió en su blog llega al alma, cuántas veces no habremos visto en los ojos de nuestros hijos esas heridas, ese dolor causado en sus primeros años de vida. Nada me emociona más y me hace sentir más valiosa que la mano de mi niña extendida para tomar la mía, depositando así toda su confianza en mí.

Gracias Conchi!!

Carta para un niño herido

"Hoy mi carta es para ti, niño herido. Apenas me conoces y extiendes tu mano para coger la mía, confiado y extrañado, cercano y temeroso. Apenas unos minutos bastan para que esperes de mí un gesto de cariño, una palabra que acaricie tu mente, que te confirme que puedes confiar en mí. El dolor es grande y la herida profunda, pero tú no puedes expresarlo, no hay palabras, no hay historia coherente que pueda explicar el daño que te hicieron los que debieron cuidarte. Cuando no se puede dar sentido a la experiencia de sentirse abandonado, cuando el temor paraliza los sentidos, cuando no existen palabras sino hechos dañinos y emociones, solo queda el desgarro de la vida, el vacío, la nada.

Tus ojos tienen un doble fondo. Cuando me miras no ves solo mi cara, ni mi ropa, ni mis gestos. Penetras en mi alma lanzando una mirada lejana, como ausente, que no es más que la reminiscencia de tus peores momentos, de tu angustia, de tu miedo en los primeros años de vida. Pero al mismo tiempo tus ojos transmiten vida, esperanza, ganas de jugar conmigo, de tocar mi brazo para comprobar que estoy ahí contigo. Te quedas quietecito, mirando, analizando sin observar nada concreto. Esos mismos ojos que miran al cielo desde tu columpio mientras tu mamá, la que te quiere y te cuida desde hace un tiempo, consigue hacer que llegues alto, muy alto, casi al cielo, quizás para poder preguntar allí el porqué de tu historia.

Sonríes extasiado en cada uno de los movimientos que te impulsan balanceándote hacia arriba, con la mirada fija en la copa de los árboles que se mueven aleteando al ritmo que a ti te marcó la vida, sin una dirección. Tus papás biológicos no pudieron enseñarte el frescor en la cara de la brisa del mar, ni el perfume de las flores, ni el sonido de los pájaros al despertar cada mañana. Te enseñaron a temer los sonidos estridentes de los adultos que gritan, el dolor de no sentirse calmado cuando se tiene hambre o frío, la incertidumbre del entorno cambiante, ahora aquí, luego allá, pero siempre lo mismo. Soledad, abandono, desidia, miedo.

El precio de esa vida es muy grande. Arrastras carencias imposibles de borrar. No podemos llenar de agua un colador, al igual que no podemos llenar tu mochila con bonitas experiencias, como las que tú mereces. ¿por qué tuvo que sufrir tanto un niño como tú? ¿acaso eres responsable de tener unos padres que no supieron cuidarte?

Y corres, sonríes, buscas continuamente la mirada y el abrazo de quien sabes que te quiere. Y en cada movimiento tuyo, una lágrima de impotencia cae desde lo alto del cielo, lamentando tu sufrimiento, tus temores nocturnos, tus rabietas, tu incapacidad para expresar cómo te sientes. Diluvios de amor desde el cielo para expiar la pena.

Pero aunque la vida no es justa para alguien como tú, la esperanza te acompaña a ti y a los que te rodean, quienes tienen la suerte de disfrutar de tu risa, de comprobar tus avances, de recibir tu ternura de mil formas diferentes. Nadie sabe hasta dónde llegarán tus logros, pero el camino es largo y vas bien acompañado ahora. Solo espero que ese brillo de tus ojos y esa sonrisa inocente estén siempre contigo, y que sigas encontrando en la vida personas que te quieran y te cuiden. Gracias por regalarme unas cuantas sonrisas y una tarde difícil de olvidar."

http://resilienciainfantil.blogspot.com.es

martes, 1 de octubre de 2013

Martha Debayle en W - Segundo programa sobre adopción

Ayer lunes 30 de septiembre me invitaron nuevamente a participar con Martha Debayle en un programa sobre adopción. Quedé encantada, no sólo con el programa, sino con todo lo que vino después. Casi 800 visitas a mi blog entre ayer y hoy después del programa, una enorme cantidad de correos consultándome sobre adopción o compartiéndome su angustia y desesperación. Estoy que no la creo. ¡¡Nunca dejará de sorprenderme el potencial de Internet y las redes sociales!! Un agasajo compartir el programa con Paco y Auro de Mejores Familias, AC, expertos en el tema, una pareja de diez super entregada y con total dedicación al tema. Y además, aparecimos en el boletín de Adopty. 

Me siento muy feliz y más comprometida que nunca con el tema. Prometo escribir más seguido en el blog a partir de ahora, sacaré tiempo e inspiración de donde sea!!

¡¡Gracias vida, gracias adopción, gracias Moni, tú me pusiste en este camino!!






martes, 16 de julio de 2013

¡¡ SIETE AÑOS !!

Hace siete años una pequeña princesa llegó para completar la familia que siempre soñé. 



La vida, que siempre nos sorprende, me regaló el privilegio de ser tu mamá, me demostró que los milagros existen, me enseñó que ser mamá es un aprendizaje diario, que si uno lucha con todas sus fuerzas los sueños se alcanzan





¡Chiquita preciosa, gracias por hacerme tan feliz!

martes, 9 de julio de 2013

Participación en radio

Por primera vez en mi vida, hoy tuve una participación en un programa de radio. ¿El tema? Adopción obviamente!!

Como he contado vivo en una ciudad de locos, así que junto con Car (Moni está de vacaciones en Puebla con mis sobrinas y mi hermana), salimos con mucho tiempo y llegamos con mucha anticipación, lo que me permitió calmar los nervios y empezar a conocer a los otros participantes de la mesa redonda. Esto fue buenísimo porque pude entrar en contacto con la Directora Jurídica y con la Directora de Trabajo Social del DIF Nacional. Hablamos mucho, les compartí mi gran interés en el tema y quedamos de empezar a trabajar en conjunto, queremos fomentar la Cultura de la Adopción, que las parejas o personas que deseen adoptar se informen, hagan a un lado los temores y los tabues, y entre las familias que ya tienen a sus hijos, que el tema se hable abierta y naturalmente, que los padres se preparen, organizar cursos, charlas, etc. Compartimos el espacio también con otra pareja, padres adoptivos. 

El programa lo conduce Martha Debayle, a quien hoy conocí y escuché por primera vez. Nos hizo sentir como en casa y el programa se desarrolló con toda naturalidad. Salí muy contenta, de haber podido compartir mi experiencia, de oír el testimonio de los otros padres, pero sobre todo de oír a la gente del DIF, profesionales bien preparados y que tienen bien claro que lo más importante es el bienestar de nuestros niños, de todos esos chiquitos que están esperando a su familia.

Les dejo el link al programa para quien tenga interés en escucharlo:

http://marthadebayle.com/index.php/vivir-mejor/2864-adopcion

Quedamos con Martha y su equipo de preparar pronto otro programa, pero con mayor duración pues hoy el tiempo se nos hizo demasiado corto!!





miércoles, 15 de mayo de 2013

lunes, 13 de mayo de 2013

Carta a una madre adoptiva


Tomado de  adoptyTraducción de una entrada del blog de la Fundación Love Without Boundaries España, escrito Kathy Lynn Harris.  

Querida madre de un hij@ adoptad@,
Te veo en las clases de formación para la adopción. Te veo en la ECAI. Te veo en el cole de mi hijo. Te veo en internet. Te veo a propósito. Te veo sin querer.
No importa. El asunto es que te conozco. Reconozco esa fiera determinación. El coraje. La lucha. Porque todo lo que tienes vino de una decisión, y nada de lo que tienes ha sido fácil. Eres el tipo de mujer que Hace Que Las Cosas Pasen. Después de todo, tú hiciste que pasara, tu familia.
Quizá lo soñaste. Quizá tuviste que convencer a tu pareja de que era lo que había que hacer. Quizá lo hiciste sola. Quizá te dijo la gente que tenías que contentarte con lo que ya tenías. Quizá alguien te dijo que, sencillamente, no podías tener un hijo, este hijo cuyo pelo ahora quitas con tanto cariño de su cara. Quizá alguien te advirtió sobre lo que le pasó al amigo de la vecina de tu primo. Quizá les ignoraste a todos.
Puede que lo planearas durante años. Puede que de pronto te llegara la oportunidad. Puede que gastaras los ahorros de tu vida para ello. Puede que no fuera tu primera opción. Pero puede que sí.
No importa cómo, te conozco. Y veo cómo aguantas con fuerza. A veces con incluso demasiada fuerza. Porque, eso es lo que hacemos ¿no?
Sé todos los libros que leíste en aquel entonces. Los que todo el mundo lee sobre pautas de sueño y el uso de pañales de tela frente a los desechables, sí, pero y los otros libros también. Los que hablaban sobre los trastornos de vinculación, sobre los bancos de leche materna, sobre los niños que nacen adictos al alcohol, la cocaína o la meta. Sobre los retasos cognitivos, los deficits del lenguaje. Sobre las consultas psicológicas, las retenciones de hacienda, los pro y los contra de las adopciones abiertas, los derechos legales.
Conozco bien las entrevistas, los informes sobre el pasado, la documentación, los informes económicos, las visitas a casa, las referencias. Conozco los cursillos, tantos cursillos. Conozco la frustración del papeleo sin fin. Las horas pasadas haciendo cuentas, vendiendo cosas y organizando cualquier evento posible para recaudar el dinero suficiente.
Sé cómo nunca se te fue de la cabeza lo que querías.
Sé sobre la llamada de asignación, la revolución interna que te lleva a estar en una nube y más arriba. Y luego bajar porque, ya sabes, las cosas pueden torcerse.
A lo mejor se lo dijiste a tu madre, a algunos amigos cercanos. A lo mejor lo gritaste al mundo. A lo mejor te permitiste a ti misma decorar la habitación de tu hijo, comprar la sillita para el coche. A lo mejor compraste una mantita suave, sólamente esa mantita, la que acercabas a tu mejilla cada noche.
Sé cómo son las visitas a tu casa. Sé lo que es tener los nudillos agrietados y sangrantes de limpiar cada centímetro de tu casa la noche antes. Sé lo que es que se te queme el bizcocho y el intentar arreglarte bien antes de que la trabajadora social llame a tu puerta.
Y sé lo que son los informes de seguimiento, cuando no has dormido en tres semanas porque tu niño ha tenido un cólico. Y sé lo que es esforzarse al máximo para mostrar que lo tienes todo bajo control, incluso cuando has tenido que volver al trabajo a jornada completa, a veces incluso sin tener la baja maternal, volver sin la familia, con las cacerolas, sin las pancartas de bienvenidos a casa.
Y te he visto en países extranjeros, tierras extrañas, alojándote en hoteles sucios, tomandote semanas libres del trabajo, luchando para comprender lo que te decían y lo que no. Luchando para ofrecer todo tu amor a un pequeño que está asustado. Esperar, desear, saludar, amar, volar, adaptarse, volver a casa.
Te he visto en el hospital donde nacía un niño, intentando pensar si te corresponde estar en ese escenario. He visto tu cara cuando escuchas a la enfermera susurrar al oído de la madre biológica que ‘no tienes que pasar por esto’. Te he visto intentar mostrarle con todas tus ganas a la madre biológica todo tu respeto y tu paciencia y tu comprensión en esos momentos -mientras te muerdes el labio y cierras los ojos, sin saber si ella va a cambiar de idea, is todo esto ha sido un sueño que puede acabar abruptamente en un entorno esterilizado. Sin saber si es tu momento. Sin saber apenas nada.
Te he visto mirar a los ojos de un niño pensando si realmente será tu hijo, preguntándote si podrás calmar tu mente y tu buen sentido para darte a él completamente.
Y luego, tener al niño en tus brazos, en casa, esa primera noche. Sus deditos agarrando los tuyos. Su calido latido al ritmo de tu corazón.
Conozco esa dicha. Esa perfecta, contenida y esperanzadora dicha.
También sé qué sentiste el día de la adopción. Los nervios por la mañana, el juzgado, el protocolo, el alivio, la alegría. El dejar escapar el aliento que puede que no supieras que llevabas conteniendo desde hace meses. Meses.
Te he visto cuando ves a los padres biológicos y a los abuelos biológicos durante semanas o años a lo largo del camino. Te he visto cuando compartes a tu hijo con extraños que tienen su nariz, su sonrisa… gente que le quiere porque es uno de ellos. Te he visto abrazarle por las noches después de esas visitas, cuando está agitado y confundido, cuando lo único que quiere es su peluche y reposar la cabeza en tu hombro.
Te he visto preocuparte cuando tu hijo trae a casa los deberes que tratan sobre el árbol genealógico. O cuando le piden que traiga fotos de su padre para que la clase pueda comparar los rasgos que se heredan, como los ojos azules o las barbillas cuadradas. Sé que te preocupas porque tú puedes protejer a tu hijo de muchas cosas, pero no le puedes protejer de que sea diferente en un mundo que celebra los parecidos con tanta intensidad.
Te he visto en la consulta del médico, rellenando historiales médicos, dejando espacios en blanco, poniendo signos de interrogación, esperando que esos espacios en blanco no se conviertan en grandes problemas con el tiempo.
Te he visto responder a todas las preguntas difíciles, las preguntas que tienen que ver con el por qué, y con el amor, y con cuánto, y dónde, y quién, y ¿por qué mamá? ¿Por qué?
Te he visto preguntarte cómo reaccionarás la primera vez que escuches el tan temido “Tú no eres mi madre de verdad.” Y te he visto sonreír suavemente ante tal afirmación, estar tranquila y mostrar tu amor, hasta que te encierras en el baño y escondes tu llanto con el ruido de la ducha.
Te he visto cómo te revuelves cuando alguien te dice que tu hijo tiene suerte de tenerte. Porque tú sabes con toda tu alma que es justamente al revés.
Pero sobre todo, quiero que sepas que te he visto mirar a los ojos de tu hijo. Y sé que aunque nunca verás un reflejo de tus propios ojos en los suyos, ves algo que es igual de poderoso: el reflejo de tu amor absoluto e incondicional por esa personita que creció en medio de tus lágrimas y de tu risa, y que si lo separaran de ti, sería como si te perdieras a ti misma.

~Kathy Lynn Harris ha escrito dos novelas y tres libros para niños. También ha publicado cientos de artículos en revistas, poemas, relatos breves y ensayos. Su trabajo se ha incluido en numerosas antologías. Puedes saber más sobre ella en su blog: http://www.kathylynnharris.com/blog/

viernes, 10 de mayo de 2013

Día de las Madres

Hace casi 21 años Car me convitió en mamá, 14 años después Moni llegó a completar esa maternidad.

Mis hijos son el amor más grande que existe en mi vida, el sol que ilumina mis días, mi gran razón de ser.

¡¡ Gracias mis niños adorados por hacerme una mamá tan feliz!!